O cómo convertir un local en bruto, en el taller de tus sueños.
Ya tengo la escritura, las llaves y un montón de ladrillos para construir lo que quiera. Literalmente.
Mientras, tengo la mesa hasta arriba de papeles, planos, muestras ... y la cabeza llena de ideas.
Y un tablero de Pinterest con más de 400 pines. Y voy de acá para allá como una loca. Y tan feliz.
Aún no tengo ni el proyecto del arquitecto, pero me da igual. He medido y remedido. He hecho planos y recortado los muebles para ir moviéndolos en el papel, como hacía mi madre cuando quería cambiar el piano de sitio en una casa de 45 m2.
Estoy entusiasmada con mi nuevo proyecto. Mi propio taller. Para mí sola. Para trabajar en las piezas originales que pondré a la venta. Para hacer los cursos semanales (online, de momento) y los talleres monográficos que organizaré presencialmente. Para ofrecerlo a quien necesite un sitio donde desconectar de la rutina. Y podré poner música sin molestar a nadie y si quiero, bailar en medio de la sala "como si nadie estuviera mirando".
Le ha costado a mi familia unos años, pero por fín me llevo los trastos de casa. Mi hijo ya está haciendo planes para tirar el tabique de su habitación y quedarse mi "leonera".
Mientras espero el proyecto y los planos "oficiales", crearé un nuevo art journal.
Y qué mejor título que "Under construction".
Aquí está la portada. Con un fondo de ladrillos hechos con porespán y pintura de textura. Y como recuerdo, el título en un trozo de ladrillo del propio local. La primera piedra, en mi art journal.
Pasad de vez en cuando por aquí. Os iré enseñando los progresos de la obra y cómo lo reflejo en el diario.